lunes, 3 de febrero de 2014

El motín de los prisioneros soviéticos de Fort Dix


Esta es la historia de 154 presos soviéticos de la II Guerra Mundial prisioneros en Fort Dix (New Jersey) que la mañana del 29 de junio de 1945 pidieron a sus captores norteamericanos que les disparasen, porque la alternativa era mucho peor, volver a la URSS, ser condenados como traidores y enviados a un campo de prisioneros en Siberia. Se inició una lucha contra la policía militar del recinto. Siete prisioneros resultaron heridos y tres se suicidaron. Los prisioneros fueron conducidos a un buque. En el buque comenzaron de nuevo a luchar con sus propias manos, pero habían sido anteriormente drogados con barbitúricos mezclados en su café y cayeron en un profundo sueño. Su suerte estaba echada.

Fort Dix  FUENTE

En el sangriento caos de la Segunda Guerra Mundial, estos 154 prisioneros de guerra habían tomado las armas contra el régimen comunista y terminaron en el lado de la Alemania nazi, no eran los únicos. Soldados soviéticos de la etnia cosaca lucharon contra el Ejército Rojo. Incluso también hubo un llamado Ejército de Liberación Nacional Ruso que comandaba el famoso general Vlasov. Todos tuvieron el mismo trágico final. Stalin tenía un acuerdo con los Aliados para la repatriación de todo ciudadano soviético prisionero.

Pero prosigamos con nuestros 154 hombres. La mayoría de ellos habían sido capturados en la vorágine de la Guerra. Algunos eran oficiales de carrera del Ejército Rojo, que habían perdido seres queridos por la represión estalinista. Otros habían estado en campos de concentración en Siberia. Y algunos no eran rusos eran ucranianos o caucásicos que nunca se habían considerado ciudadanos de la Unión Soviética. Los norteamericanos habían capturado a estos hombres portando el uniforme alemán. El gobierno de Estados Unidos los trasladó a Fort Dix que desde la I Guerra Mundial era un centro de desmovilización de tropas. Tras los acuerdos con Stalin, el gobierno norteamericano optó por repatriarlos, no hacia Alemania, sino hacia Rusia.

La Rusia soviética antes de la guerra era una nación gobernada por el terror. Tras la invasión nazi la mayoría de los rusos defendieron su tierra ferozmente. Otros no veía ninguna razón para luchar por un régimen que les trataba como a prisioneros, y se unieron la bandera de la esvástica. También estaban los que fueron reclutados por la fuerza por los nazis tras convertirse en prisioneros de guerra. En 1943, por ejemplo, Andrei Vlasov, tenía 1 millón de soldados soviéticos luchando con el uniforme alemán, en las defensas costeras francesas.

File:Bundesarchiv Bild 183-H27774, Wlassow und Schilenkow bei Goebbels.jpg
Vlasov el primero por la izquierda junto a Goebbels en el otro extremo de la mesa  FUENTE

Después de la invasión del Día D de 1944, miles de ciudadanos soviéticos cayeron en manos estadounidenses y las reglas eran claras. Sin embargo, muchos funcionarios estadounidenses tenían escrúpulos morales y advertían al Secretario de Guerra Henry Stimson del trágico fin que esperaba a estos prisioneros. Los 154 prisioneros de guerra en suelo americano habían estado en Camp Rupert, Idaho, luego en Camp Ruston, Louisiana, y finalmente en Fort Dix. En Fort Dix también había 4.000 prisioneros de guerra alemanes que al contrario de los rusos, esperaban ansiosos el fin de la Guerra.

El 7 de mayo, al enterarse del "Día de la Victoria", el portavoz de los prisioneros rusos, el teniente coronel Georgi Solowjow, declaró en nombre de todos que no querían regresar a la URSS. El 28 de junio, la Casa Blanca informó el embajador soviético que los prisioneros serían enviados a la URSS a la mañana siguiente. Se suponía que iba a ser una operación secreta, silenciosa y rápida. Pero los prisioneros de guerra se enteraron, y decidieron que no iba a ser así. Se atrincheraron en sus barracones, pero tuvieron que salir tras lanzarles gases lacrimógenos. Blandiendo sus armas caseras trataron de provocar un tiroteo. Tres guardias de Fort Dix fueron apuñalados, ninguno de gravedad. Siete prisioneros fueron heridos por disparo y tres prisioneros fueron encontrados ahorcados. Otras quince sogas estaban colgados en las vigas, pero no fueron utilizadas. El motín en el Dix fue noticia en todo el país. La opinión pública presionó a Harry S. Truman para que diese a los prisioneros un indulto presidencial. Cosa que no ocurrió.

El 31 de Agosto nuestros prisioneros fueron entregados a las autoridades soviéticas en Hof, en el este de Alemania. Ya nada más se supo. Tal vez la respuesta esté en algún lugar en los archivos del sistema penitenciario soviético, junto con los nombres de millones de víctimas del terror estalinista.

Vía: Capital Century


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