miércoles, 31 de enero de 2018

Cuando la Cruz Roja no dejaba donar sangre a los negros


En diciembre de 1941, pocos días después del bombardeo de Pearl Harbor y la entrada de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial, una madre de Detroit llamada Sylvia Tucker fue a su centro de donación local de la Cruz Roja local para donar sangre.

Tras escuchar las apelaciones para que se donase sangre en la radio, estaba decidida a cumplir con su parte. Pero cuando llegó al centro, el supervisor le dijo que los donantes de sangre negros estaban excluídos de las donaciones. Tucker escribió una carta de protesta a la primera dama Eleanor Roosevelt.

El programa para donar sangre para los militares estadounidenses en el extranjero de la Cruz Roja comenzó a principios de 1941. El programa salvó muchas vidas. Pero también excluyó inicialmente a donantes afroamericanos como Sylvia Tucker. Cuando fueron aceptados, en enero de 1942, se hizo de forma segregada. No mezclando esta sangre con la de los blancos.

No importó que los científicos no vieran ninguna relación entre la raza y la sangre y que una de las principales autoridades del mundo en los bancos de sangre en ese momento y director del programa fuera un científico afroamericano, Charles Drew.

Charles Drew  FUENTE

Los afroamericanos querían ser tratados por igual y sin distinción de raza. Casi todas las principales organizaciones de derechos civiles de la época, como la Asociación Nacional para el Avance de la Gente de Color, el Movimiento de la Marcha sobre Washington y muchas más hicieron del cambio de política en las transfusiones de sangre una prioridad.

Sindicatos, grupos de cristianos y judíos, comités interraciales locales, organizaciones científicas y la Legislatura del Estado de Nueva Jersey, lucharon contra la segregación de la sangre. Pero la forma más extendida de protesta, fue que miles de afroamericanos ordinarios se negaron a donar dinero a la Cruz Roja. "Ni un centavo para la Cruz Roja. Nuestro dinero es bueno ... nuestra sangre es mala".

Al final, el activismo consiguió parar la segregación. Aunque no fue hasta 1950 cuando la Cruz Roja dejó de segregar a la llamada "sangre negra". Y no fue hasta finales de 1960 y principios de 1970 cuando los estados de Arkansas y Louisiana revocaron requisitos similares.

Vía: The Conversation

domingo, 28 de enero de 2018

Witold Pilecki: Un infiltrado en Auschwitz


En septiembre de 1940, el capitán del ejército polaco Witold Pilecki, no sabía exactamente lo que estaba pasando en Auschwitz, pero sabía que tenía que averiguarlo. Pasaría dos años y medio en Auschwitz, escaparía y sería el autor del primer informe de inteligencia sobre el campo.

En los primeros años de la guerra, se sabía muy poco sobre Auschwitz. Polonia estaba en un estado de caos. Dividida en dos, en una parte, la Alemania nazi y en la otra la Unión Soviética. La resistencia polaca había pasado a la clandestinidad. Pilecki quería infiltrarse en el campo de Auschwitz, pero tenía dificultades para conseguir que los comandantes aprobasen la misión. Pues pensaban que era simplemente un campo de prisioneros de guerra.


Witold Pilecki  FUENTE

Pilecki fue finalmente autorizado. Apareció a propósito en medio de una redada en Varsovia el 19 de septiembre de 1940 y no tardó en ser detenido. Durante dos días fue torturado y envíado a Auschwitz. A su llegada a Auschwitz comprobó que aquello era un campo de exterminio. Uno de los primeros detalles del verdadero propósito de Auschwitz que llamó la atención a Pilecki era la dieta de los presos. Las raciones de alimentos estaban calculadas para que los presos sobrevivieran seis semanas. Tenía el número 4859 tatuado en su brazo.

Pilecki fue asignado a un trabajo agotador transportar piedras en una carretilla. Organizó dentro de Auschwitz un grupo clandestino.Consiguió pasar mensajes de contrabando con los presos que escapaban e incluso en la ropa sucia de los soldados de las SS asignados en la ciudad. La resistencia polaca era incrédula ante los horrores que explicaba Pilecki, pensaban que estaba exagerando. Pilecki quería organizar una fuga masiva del campo pero necesitaba el apoyo del alto mando polaco, pero nunca llegó.

Durante los siguientes dos años y medio, Pilecki siguió creando informes para la cadena de mando polaco en Londres. El gobierno polaco en el exilio apremió a los británicos y a los americanos a hacer algo, pero simplemente no hicieron nada.

Pilecki  FUENTE


Finalmente, después de casi tres años, Pilecki tomó la decisión de escapar de Auschwitz, su vida corría peligro. Planeó una fuga a través de una puerta trasera mal asegurada de una panadería anexa al campo , donde tenía turno de noche. Junto con otros presos maniató al guardia, cortaron la línea telefónica y escaparon.

Después de su fuga, Pilecki continuó luchando. Pero después de la guerra, los alemanes fueron reemplazados por un nuevo régimen de ocupación - los soviéticos. Pilecki reunió información de inteligencia, esta vez sobre  los comunistas que se habían establecido en Polonia. Fue capturado, acusado de espionaje y fusilado.

El régimen comunista polaco censuró cualquier mención de su nombre, una prohibición que se mantuvo hasta la caída del muro de Berlín. Sólo desde entonces han surgido documentos que revelan su historia.
Hoy en día hay una calle en Varsovia con el nombre de Pilecki.



Vía: NPR

lunes, 22 de enero de 2018

La historia olvidada de las mujeres envenenadas por el radio


Me pidieron pintar diales," escribió a los 15 años de edad Katherine Schaub. Era la primavera de 1917, Estados Unidos estaba entrando en la Primera Guerra Mundial. La pintura de los diales de los relojes era una profesión en auge para las mujeres de la clase trabajadora en los EE.UU. Un trabajo lucrativo, artístico y glamuroso que dio una oportunidad a los jóvenes de trabajar con un elemento recientemente descubierto, el radio.

Katherine Schaub tumbada en el sofá  FUENTE

Se utilizaba pintura de radio luminosa para que los números de los relojes aeronáuticos brillarán en la oscuridad, cosa muy necesaria en plena I Guerra Mundial. Se instruyó a las trabajadoras para que chupasen sus pinceles, para hacer una punta fina para mayor precisión. A las mujeres se les dijo que el radio sería una crema facial que les haría tener una belleza brillante.

El radio en aquel tiempo ya era conocido por ser peligroso, los empleados que manejaban cantidades importantes, llevaban delantales de plomo. Las empresas que trabajaban con radio insistían en que pequeñas cantidades eran beneficiosas para la salud. De hecho, toda una industria fue construida a partir de esta afirmación. En aquel tiempo minoristas del Reino Unido y EEUU vendían decenas de productos comestibles, como mantequilla, leche y chocolate, que contenían radio. En las tiendas británicas se vendían cremas faciales, sombras de ojos, barras de labios, jabones... que contenían radio. Incluso había tabletas energéticas de radio y ropa interior con radio para mejorar la vida sexual de los consumidores.


Mujer pintando el dial de un reloj con radio FUENTE


Pero vayamos con nuestras mujeres. La historia de las mujeres envenenadas comienza en Newark, Nueva Jersey. Cuatro años después de la Primera Guerra Mundial, Mollie Maggia, una antigua empleada de una fábrica de pintura con radio, murió. Ella fue la primera chica de la fábrica en morir, pero otras le siguieron, y muchas mujeres comenzaron a enfermar. Los dientes se caían, otras mujeres comenzaron a sufrir fracturas espontáneas.El radio que era visto como un elemento maravilloso, no podía ser el tóxico culpable de estas muertes y enfermedades.


Mollie Maggia tercera por la derecha con compañeras de trabajo  FUENTE

En 1925, el médico Harrison Martland, demostró la conexión entre el trabajo de las mujeres y sus enfermedades después de descubrir que había radio depositado en los huesos de las afectadas. Este diagnóstico debería haber dado lugar a la suspensión de la pintura con radio a nivel nacional. Pero las empresas estaban haciendo demasiado dinero para permitir que el destino de un par de mujeres pintoras de diales frenasen sus negocios. Arthur Roeder, presidente de Radium Corporation fue inflexible y no aceptó ningún tipo de responsabilidad.


Harrison Martland  FUENTE

En Nueva Jersey, las enfermedades de las mujeres bajaron ya que la profesión también había disminuido. Pero a 800 millas de distancia en Ottawa, Illinois, donde se había abierto una nueva factoría, los empleados no eran concientes del peligro.

En 1928, la hermanas de Mollie Maggia, también trabajadoras de la factoria de pintura con radio, se enfrentaron en los juzgados a la empresa que los había envenenado, presentando una demanda de 250 mil dólares. El caso fue llevado por un joven abogado recién salido de la Universidad de Harvard, Raymond H. Berry, y llegó a los titulares internacionales. A pesar de que a estas mujeres se les convenció para que aceptasen un acuerdo extrajudicial, (les quedaban sólo meses de vida), su demanda tuvo importantes repercusiones, en todo el país.

Las chicas de Radium Dial en Illinois fueron concientes del peligro, aunque la empresa quería convencerlas de que utilizaban un tipo diferente de radio. Las mujeres de Illinois trataron de presentar una demanda, pero la Gran Depresión se había apoderado de EEUU. A pesar de las evidencias en contra de Radium, nadie estaba dispuesto a pedir cuentas a uno de los pocos empleadores que no habían ido a la quiebra.

Años después el abogado Leonard Grossman, consiguió que las mujeres finalmente ganasen el caso, era 1938. El juez condenó a la compañía por "negligencia grave".


Portada de un periódico con el abogado Grossman y una de sus clientes  FUENTE

Katherine Schaub, aquella niña de 15 años de edad que no cabía en alegría, para recoger su pincel en 1917, había soñado con convertirse en una escritora famosa, pero el destino tenía un tipo diferente de fama para ella. Murió en 1933 y su sacrificio brilla a través de la historia más que cualquier esfera luminosa.


Vía: Telegraph

jueves, 18 de enero de 2018

El abogado que murió por demostrar la inocencia de su cliente


Esta es la historia de un abogado que se disparó accidentalmente consiguiendo demostrar la inocencia de un acusado en un juicio por asesinato. Su nombre era Clemente Vallandigham. El suceso ocurrió en Lebanon, un pueblo del condado de Warren, Ohio, en 1871.

En la víspera de Navidad del año anterior un hombre llamado Thomas Myers había estado jugando a las cartas en una sala privada de un bar en las inmediaciones de Hamilton cuando cinco individuos irrumpieron y se produjo una pelea. Myers, escarbó en su bolsillo para sacar su pistola y se escuchó un disparo. Sacó la pistola, disparó un par de veces y a continuación, cayó muerto.

Clemente Vallandighan  FUENTE


En la confusión del momento, los jugadores huyeron en todas direcciones. Pero cuando los testigos relataron su historia, un nombre salía una y otra vez, el del conocido enemigo de Myers, Thomas McGehan. Nadie pudo decir con seguridad que iba armado esa noche, pero era uno de los intrusos que irrumpieron en la sala.

En el juicio el juez y los jurados estaban satisfechos, tenían su asesino. A la noche siguiente de que la fiscalía había expuesto sus argumentos, el Sr. Vallandigham tomó un trozo de tela, para llevar a cabo su propio experimento, establecer los niveles de residuos dejado por un disparo a quemarropa. Cuando terminó su demostración, tres balas permanecían en la cámara de su pistola.

De vuelta a su hotel, le llegó un paquete donde estaba la pistola de Myers, sin carga, y lista para ser examinada. Vallandigham fue a su habitación y puso ambas pistolas, una al lado del otra. Cuando le explicaba a un visitante que había obtenido éxito en sus pruebas sobre el trapo y que podía demostrar que Myers se había pegado un tiro al manipular el arma en su bolsillo, tuvo una idea genial, hacer una demostración. Él cogió una pistola, la puso en el bolsillo, la sacó lentamente, volvió la boca del cañón sobre sí mismo y apretó el gatillo, pero había cogido la pistola equivocada.

"El desafortunado defensor había demostrado la razonabilidad de su teoría," informó el Leeds Times, "pero a costa de su vida."

¿Qué fue de McGehan? Fue absuelto, aunque unos años más tarde se suicidó o eso se piensa. Los habitantes del lugar le habían amenazado con quitarle la vida, pero esto ya es otra historia.

Vía: BBC


martes, 9 de enero de 2018

La Fuerza Aérea que sólo trabaja en horario de oficina


Hay un país cuyos aviones de combate tienen un horario de oficina en el que se incluye una hora y media para el almuerzo, y por supuesto no se trabaja los fines de semana. Es la Fuerza Aérea de Suiza.

Cuando secuestraron un avión de Ethiopian Airlines en 2014 que hacía el trayecto Bole-Roma fueron aviones de combate franceses e italianos los que lo escoltaron hasta su aterrizaje en el aeropuerto de Ginebra. Era lunes por la mañana concretamente las 6.02am, dos horas antes de que la fuerza aérea suiza se encontrase en funcionamiento, pues su horario trabajo comienza a las ocho de la mañana. El portavoz de la fuerza aérea suiza Laurent Savary comentó que "Suiza no puede intervenir porque sus bases aéreas se cierran por la noche y los fines de semana."



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FUENTE


Esto no siempre fue así. La Fuerza Aérea Suiza fue fundada en 1914. En la década de 1940 fue capaz de defender su espacio aéreo neutral. Pero en los últimos años el gasto militar suizo ha disminuido. Hay menos aviones y muchos de sus pilotos se han convertido en reservistas. Ahora el país depende de la capacidad militar de sus vecinos.

Suiza tiene acuerdos con los países vecinos - Italia y Francia en particular -. Que permiten a los aviones de combate de ambas fuerzas aéreas entrar en el espacio aéreo suizo siempre que sea necesario en caso de riesgo.

En 2014 el Gobierno Suizo quiso hacerse con 22 aviones de combate de fabricación sueca (Gripen). El asunto fue sometido a referéndum, siendo rechazado por los votantes. En estos momentos Suiza quiere hacerse con 40 cazas de guerra, ya veremos que opinan los votantes.


Fuente: The Guardian

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